DIAÑUS

Del rocío de los tréboles en la noche de San Juan nacieron aquellos niños, nadie en el pueblo les dio cobijo, nadie salvo las cabras recién paridas que, después de amamantarlos noventa amaneceres, triscaron de estrella en estrella hasta llegar al sol.

DE SER ESCRITOR


Ser escritor es tener más cuadernos que ideas para llenarlos; más libros que tiempo para leerlos; más tazas que días para usarlas y luego volverte loco buscando un bolígrafo, un marcapáginas o una bolsita de té.

Los besos plantados

En aquel campo, entre las amapolas, la gente iba dejando los besos que les plantaban; besos como los de abuela, que a veces pinchan, pero llenan de alegría el corazón; besos como los de amiga en medio de una fiesta, con su marca de carmín en la mejilla; besos como el primero, inesperados y tímidos; besos como los de buenas noches de papá y mamá, que colocan en la frente un hilito alrededor del cual se construyen los sueños bonitos; besos de reencuentro, de “nos vemos pronto”, de “gracias por estar a mi lado”…

Y de todos esos besos plantados creció un bosque entre cuyos árboles manaba un río, correteaban los ciervos y siempre encontraban flores las abejas.

EL MUNDO ANTES DE QUE AMANEZCA I

El mundo antes de que amanezca está poblado de silencios extraños que rompe el sonido lejano de un coche, del cantar de los grillos que huyen de los aspersores, de sombras de árbol que no sirven como refugio ante un primer rayo de sol; de tórtolas madrugadoras, de pájaros trasnochados.

El mundo antes de que amanezca somos las estrellas y yo.

10 AÑOS DE REMONTE, PARECE MENTIRA

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Cuando, hace diez años, creé La desdicha de ser salmón no pensé que llegaría el día de cumplir una década remontando letras, ni que, a lo largo de este tiempo, mantendría la actividad del blog con la misma ilusión que aquel primer día (salvo contadísima excepción).

Mucho menos me podía imaginar que aquel salmón virtual (o su fotogénica imagen de trapo) tendría unos hermanitos físicos con vida propia, tan diversos y a la vez tan parecidos a nosotros dos.

Nadar junto a este pez me ha enseñado a sacar fuerzas de donde creía no tenerlas cuando llegaban las cascadas; a ignorar a las gaviotas, las focas, los tiburones y los osos que siempre aguardan un descuido, y a tomarme algún que otro descanso en los pocos remansos que han jalonado nuestro recorrido.

Nos hemos hecho uno parte del otro; él se mudó a vivir hecho tinta bajo mi piel, yo reconozco que a veces se me tornan los pellejos escamas, y ambos hemos aprendido a respirar dentro y fuera del agua, ya sea dulce o salada.

También hemos conocido a otros autores, a muchos lectores, a infinitos artistas de las más variadas disciplinas y, de todos ellos, hemos intentado recoger un poco de inspiración, algún pellizco de magia prestada para seguir nuestro camino con un poco más de aliento.

GRACIAS A TODOS VOSOTROS SEGUIMOS AQUÍ.

Esperamos poder seguir remontando algunos años más en vuestra compañía y resguardo, porque este escribir bajo las aguas se hace menos pesado con vosotros en las orillas.

GRACIAS DE TODO CORAZÓN.